La retinopatía diabética es una complicación ocular común en personas con diabetes. Detectarla y tratarla a tiempo es fundamental para preservar la visión y prevenir complicaciones graves. Conoce cómo manejar esta enfermedad en cada una de sus etapas.
La retinopatía diabética ocurre cuando los niveles altos de azúcar en la sangre dañan los vasos sanguíneos de la retina, afectando su capacidad para funcionar correctamente. Esta condición puede progresar sin síntomas iniciales, pero con el tiempo puede causar pérdida severa de visión.
La principal causa de la retinopatía diabética es el daño prolongado a los vasos sanguíneos por niveles elevados de azúcar en la sangre. Sin embargo, existen factores adicionales que contribuyen a su desarrollo, como:
Aunque todas las personas con diabetes están en riesgo, ciertos factores aumentan la probabilidad de desarrollar esta enfermedad, como:
La retinopatía diabética puede avanzar sin síntomas en sus etapas iniciales, pero conforme progresa, los pacientes pueden experimentar:
Dado que puede progresar sin síntomas al principio, las revisiones oftalmológicas regulares son fundamentales para su detección temprana.
La retinopatía diabética tiene diferentes estadios, cada uno con tratamientos específicos:
Detectar la retinopatía diabética en sus etapas iniciales es clave para prevenir complicaciones. Revisiones oftalmológicas regulares y un buen control de los niveles de azúcar, presión arterial y colesterol son fundamentales para proteger la visión.
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Generalmente no presenta síntomas en etapas iniciales, pero puede causar visión borrosa o fluctuante en fases avanzadas.
Manteniendo niveles óptimos de glucosa, presión arterial y colesterol, además de realizar revisiones oftalmológicas anuales.
No necesariamente, pero el riesgo aumenta con la duración de la diabetes y un mal control glucémico.
La enfermedad puede progresar, causando pérdida severa de visión o ceguera.
Depende de la etapa de la enfermedad. El tratamiento puede estabilizar la visión o mejorarla parcialmente.
Es muy efectivo para reducir la inflamación y prevenir complicaciones en etapas avanzadas.
Al menos una vez al año, o con mayor frecuencia si hay signos iniciales de retinopatía.
Se dilatan las pupilas para revisar la retina y se realizan estudios especializados como tomografías oculares.
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